jueves, 7 de junio de 2018

Pirámide de la actitud escénica

Pirámide de la actitud escénica

MotivaciónEditar

La motivación es cuando una persona encuentra por cierto medio una manera de satisfacer alguna necesidad y así crea una mejor disposición o aumento por la realización de dicha acción.
Hay algunas situaciones donde se puede observar que el bailarín lo tiene todo (extensión, técnica, fuerza), sin embargo, no llegan a dar su máximo. En cambio nos encontramos con otras situaciones de bailarines que les cuesta más trabajo, queriendo decir que carecen del talento pero llegan a obtener un nivel más alto.

Confianza en uno mismoEditar

Este es el segundo nivel en cuanto a la pirámide de actitud escénica, siendo uno de los niveles más influyentes en la actuación de la danza, al igual que parte integral del programa psicológico de rendimiento. Esta confianza dentro de la danza se identificará por la sólida fe que obtenga el bailarín en el momento de aprender y realizar cierta técnica o al representar algún papel. Por lo tanto, nunca se le debe limitar a un bailarín a la enseñanza de habilidades técnicas y artísticas, por lo que se debe mostrarles la confianza en cuanto a la capacidad de la ejecución de dicha técnica.

IntensidadEditar

Es cuando llega la hora de actuar, refiriéndose al grado de preparación psicológica que tendrá el bailarín al momento previo de su actuación. Esta se caracteriza por las diversas evoluciones que presentarán en el estado fisiológico, como lo son los latidos del corazón, presión sanguínea, producción de adrenalina e incluso miedo. Los bailarines la pueden presenciar de una manera tanto positiva como negativa.

ConcentraciónEditar


El máximo punto de la pirámide de actitud escénica. En ciertas ocasiones es el menos comprendido, sin embargo es el que sintoniza a los bailarines en su actuación. Este es la capacidad que se tiene hacia una cosa en un largo periodo de tiempo.


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